Claustro de la URV, 26 de junio de 2019

La comunidad científica ha estimado como virtualmente cierta la intensificación antrópica del efecto invernadero natural de la atmósfera derivada de la emisión de gases que tienen este efecto y asociada principalmente con la quema masiva de carburantes fósiles, que es la base energética de la sociedad actual. Esto ha comportado la perturbación del balance de energía del sistema climático, conduciendo al calentamiento global, motor del cambio climático de origen humano y de sus impactos asociados en el conjunto de socio-ecosistemas del mundo. Una cascada de evidencias de la huella de la transición climática ya se han producido y se observaran aún más en el futuro próximo; los océanos están acumulando en sus capas de aguas intermedias el 90% de la energía extra asociada a la intensificación humana del efecto invernadero, además de haberse observado una nítida acidificación de los océanos con efectos negativos sobre los ecosistemas marinos; la criosfera está disminuyendo con una marcada reducción de los hielos marinos del Ártico, de la extensión de la cubierta de nieve invernal en el hemisferio norte y una pérdida de masa glaciar en Groenlandia, a los glaciares de tipo alpino y la Antártida; el calentamiento oceánico y la fusión de hielo están conduciendo al aumento del nivel del mar con la consiguiente amenaza de las zonas bajas costeras y deltaicas y las islas y atolones del pacífico; una dramática pérdida de biodiversidad y extinción de especies, así como la migración en altura y latitud relacionada con las nuevas condiciones climáticas tanto de especies terrestres como marinas; los impactos sobre los diferentes sistemas humanos y económicos o la inseguridad mundial asociada a la presión migratoria de las sociedades más vulnerables al cambio climático.

Nos encontramos ante una situación de transición climática rápida ante la que la sociedad actual ha de dar una respuesta urgente, adoptando estrategias de mitigación tendentes a la reducción rápida y progresiva en la emisión de gases de efecto invernadero. Son necesarias transiciones rápidas y de gran alcance que impliquen al conjunto de sectores de actividad socioeconómica, que conduzcan a la transición energética, los cambios en los usos del suelo agrícolas, a la implicación de las áreas urbanas y las infraestructuras, incluidos transporte y edificaciones, así como a los sistemas industriales; todos ellos deberán adoptar medidas decididas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Toda la sociedad, sus agentes económicos y sociales y, muy especialmente, los gobiernos han de aprobar medidas urgentes para la reducción de emisiones en todos los sectores de actividad sin caer en la tentación de responsabilizar exclusivamente de la reducción a la sociedad. Los gobiernos y las administraciones deben adoptar las medidas más eficaces para la reducción de emisiones y deben asegurar su cumplimiento.

Manola Brunet

Catedrática de Geografía de la Universitat Rovira i Virgili y presidenta de la Comisión de Climatología de la Organización Meteorológica Mundial

En el marco de nuestro compromiso con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Universitat Rovira i Virgili se adhirió, por unanimidad de su Claustro, a la demanda de Declaración de estado de emergencia climática, y reafirma su compromiso en la lucha contra el cambio climático.